Hacer una manta específicamente para una persona es quizás el ejercicio que más me gusta de este camino empezado y sin fin.
Tal y como hice con Abril, esta manta fue diseñada y explícitamente hecha para su futura dueña. En cada elección de tejido, combinación de colores y formas, en cada costura, hay un pensamiento a su destinataria. Una pequeña a la que le encanta reir, saltar, bailar y que, como la manta, está llena de energía y alegría.
Jugando con el mismo patrón que en prácticamente todas las anteriores, ese rombo inspirado en patrones antiguos que se ha reinterpretado en todos los tiempos, he creado en la manta varios espacios en los que cualquier persona viva de espíritu tendría el reflejo de jugar de salto en salto a modo de rayuela.
Una manta hecha para una cama, viva de día, cálida de noche. Pues el tejido de la parte trasera sólo invita a soñar con constelaciones.
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