El consumismo sin límites al que nos llevan campañas como el Black Friday no es más que un precipicio directo hacia la crisis climática.
El planeta no es infinito y sus recursos son limitados sino ayudamos a que se regeneren. Algunos movimientos proponen el decrecimiento como medida para alcanzar la sostenibilidad. La mayoría de agentes públicos y privados se compromete a alcanzar metas de reducción progresiva de utilización de recursos naturales y por lo tanto, impacto en el planeta. Son por ejemplo el Acuerdo de París o el objetivo 13 de la Agenda 2030.
Pero, ¿será suficiente?.
Aumento de 1,5º la temperatura del planeta con consecuencias brutales para ecosistemas terrestres y marinos. Escasez y contaminación del agua. Desertificación, aumento de los incendios y sequía con veranos insufribles. Radicalización de fenómenos meteorológicos con ciclones y huracanes nunca vistos. Acceso limitado a alimentos de calidad y no contaminados con metales pesados y otros tóxicos. Contaminación del aire (acabamos de alcanzar el máximo histórico de concentración de CO2) e incremento de las enfermedades respiratorias asociadas. Reducción drástica de la biodiversidad terrestre y marina, vegetal y animal, con sus graves consecuencias para el medio ambiente, entre ellas la desaparición de los mayores polinizadores, nuestras amigas las abejas. Estas son sólo algunas de las consecuencias directas.
El panorama que nos presentan es catastrófico, sin embargo los científicos admiten que sus previsiones están totalmente desfasadas y reconocen no saber exactamente hacia dónde nos dirigimos. Naciones Unidas – el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) – dice que nos quedan 11 años para frenar la crisis climática, pero hace unas semanas 11.333 científicos nos alertaron de la situación emergencia en la que nos encontramos.

Necesitamos un cambio de paradigma, sí, estamos de acuerdo, pero a la mayoría de los ciudadanos consumir bien les parece difícil. Hay que replantearse valores, buscar alternativas, analizar recursos, sobre todo ser honestos y diferenciar entre caprichos y necesidades reales. En muchos casos, hay que ser valiente y desafiar las normas sociales establecidas. Igualmente es necesario repensar estándares de consumo que se han impuesto en, y a la, sociedad de una forma u otra desde hace unas décadas. Hace falta replantearse si aquel producto que parecía facilitarme la vida es en realidad útil y estrictamente necesario. Pero ante todo, hay que asumir que consumir de forma responsable no es una cuestión de moda, sino una necesidad imperante.
En este sentido, es esencial la información. Para consumir bien hay sobretodo que informarse. Sin información desconoceremos el impacto de nuestra cesta de la compra y seguiremos siendo ilusamente felices hasta que vivamos en nuestra piel las consecuencias graves y directas de la emergencia climática. Por eso, tenemos la responsabilidad de buscar y compartir información relevante y de calidad que nos ayude a ser conscientes de la gravedad del problema y nos lleve a tomar decisiones más responsables y consecuentes.
Por supuesto, esto se aplica a todos los sectores, incluida la decoración y utensílios de la casa, de los que soy particularmente fan si tienen historia y un toque vintage.
En el sector textil y de la moda, este replanteamiento es a must – una obligación. La producción de ropa se ha duplicado en los últimos 15 años, pero sólo utilizamos el 40% de la ropa que tenemos en nuestros armarios. El número de residuos textiles es asustador. En África y Asia, ya son muchos los países que no aceptan más basura textil. Para entender la gravedad del problema aconsejo ver el documental The True Cost o seguir al movimiento Fashion Revolution, que disponibiliza el acceso a muchos datos, informes, estudios, estadísticas e investigaciones además de recursos para sensibilizar y compartir.
Y aunque parezca que los organismos e instituciones está trabajando en la implementación de nuevas medidas, compromisos y normativas – la Cumbre de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP25) se celebra en Madrid del 3 al 11 de Diciembre 2019 – yo sigo preguntándome si será suficiente. Y sobre todo, ¿qué sentido tiene el Black Friday?.

lo que equivale a 17,5 kg por persona – Agenda Global de la Moda, 2017
Fui víctima y parte activa del fast fashion. Por un momento mi armario pertenecía casi en su totalidad al imperio Inditex. Aunque creo que nunca fui muy de Black Friday, sí he buscado y comprado chollos que en realidad no eran más que productos resultantes de la explotación laboral sufrida por otra persona, seguramente mujer, en algún lugar de África, Asia o América Latina.

Se necesitan 2720 litros de agua para hacer una camiseta de algodón. Esta es la cantidad que normalmente bebemos durante un periodo de tres años.
Pero la información, hoy tan accesible, la preocupación por el planeta y aprender lo que cuesta hacer una prenda, me han llevado a valorizar sin límites la producción de ropa y consumir muchas más prendas de segunda mano, hechas por mí misma o por personas que lo hacen con mucho mimo, responsabilidad y creatividad. Pequeñas marcas que quieren hacer diferencia y a las que sumo mi compromiso por la sostenibilidad.

Como creadora de ropa, considero que es un imperativo participar de forma activa en contra del Black Friday, por la promoción de un consumismo irresponsable que realiza y por el impacto extremadamente negativo que tiene para pequeñas marcas y empresas.
Por este motivo, nos comprometemos a informar de la necesidad de luchar contra el consumismo abusivo, promocionar el remendo de ropas, así como compartir las posibilidades que la reutilización de retales y sobrantes textiles ofrece como recurso creativo y responsable. Nos gustaría hacer más y en ello estamos pensando.

En España, la marca Green Forest Wear, que normalmente regala un árbol para ser plantado por cada prenda de ropa comprada en su plataforma, cierra su tienda estos días de Black Friday y pone en marcha la campaña #YoTambiénMePlanto con el objetivo de contribuir a la reforestación del Parque Nacional de Guadarrama. Sin duda, es una gran alternativa.
Enfrentar el Black Friday es mucho más fácil de lo que parece. Existen movimientos como el Green Friday, donde se promueve el consumo responsable y comprometido con el medio ambiente apoyando pequeñas empresas y marcas sostenibles; o iniciativas como el White Monday para promover un estilo de vida circular, que tenga por principios reparar, reutilizar, alquilar, reciclar.

Se puede enfrentar el Black Friday simplemente dejando de caer en las manos de esas campañas tan atractivas que nos presentan gangas irrestibles, o de forma más activa, reparando, reciclando o incluso intercambiando!.
Una de las grandes iniciativas promovidas como estrategia de acción activa por movimientos como el Fashion Revolution y otras plataformas de consumo responsable de moda, son los mercados de intercambio de ropas, denominados Swap Market, o Swap Friday si los contextualizamos en el Black Friday. Una acción muy divertida que puede ser organizada tanto de forma colectiva y pública, como privada entre familias y amistades. Aquí Fashion Revolution Portugal comparte algunas instrucciones y pasos a seguir. (📸 Victor Bravo Lobo, Swap Friday, 22 Novembro 2019 @ A Outra Face da Lua e com Hero to 0)
La semana pasada tuve el placer de participar en un Swap Friday que fue de lo más divertido y motivador. Organizado por Fashion Revolution Portugal, Hero-to-O y A Outra Face da Lua, pude intercambiar tres piezas de ropa que ya no utilizaba por otras tres prendas que hubiese comprado cualquier tienda. Prometo compartir fotos en breve. El éxito de la iniciativa no hubiese sido posible si la colaboración de Ranna Media (video), Víctor Bravo (fotografía), the Food for Real (delicias gastronómicas), Lisboa Limpa (para reutilizar vasos), Monkey Shoulder y sus cócteles, y el super consejo estilista de Yasminh Medeiros.

No obstante, lo más relevante fue el convivio que se desarrolló durante esas horas al que cada una de las personas presentes, entre ellas mis queridas y tan admiradas Joana Guerra Tadeu (A Minimalista) y Teresa Carvalheira (É pra Amanhã), contribuyó de una forma u otra. ¡En este video realizado por Ranna Media se puede ver un resumen de cuán divertido fue!
Así que, dime, ¿qué acción tienes en mente como alternativa al Black Friday? ¿Remendar, reparar, reutilizar, intercambiar, compartir?

One thought on “Vs Black Friday”
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